Noticia de prensa.

La crisis del Covid-19 ha supuesto una disrupción en la producción mundial. Primero pararon las fábricas en China y, más tarde, en Europa. Pero todas se han visto afectadas, en mayor o menor medida. España no es una excepción y la pandemia ha roto incluso las cadenas de transporte marítimo. Empresarios exportadores llevan tiempo denunciando que varios puertos de nuestro país están colapsados y no pueden realizar sus envíos a Asia principalmente, pero también a Latinoamérica. Querer exportar y no poder, con el consiguiente coste económico que tiene esto para las compañías.
El transporte por mar –no solo en España sino en todo el mundo– está controlado por las navieras, empresas que ponen los grandes buques de contenedores para llevar la mercancía de un punto a otro. Transportistas, básicamente. Esas navieras tradicionalmente forman alianzas entre ellas y se reparten las rutas y puertos en los que operar, mutualizando costes e ingresos. Y, en función de la demanda y las necesidades, fijan unos precios y una capacidad.

La crisis del Covid-19 ha supuesto una disrupción en la producción mundial. Primero pararon las fábricas en China y, más tarde, en Europa. Pero todas se han visto afectadas, en mayor o menor medida. España no es una excepción y la pandemia ha roto incluso las cadenas de transporte marítimo. Empresarios exportadores llevan tiempo denunciando que varios puertos de nuestro país están colapsados y no pueden realizar sus envíos a Asia principalmente, pero también a Latinoamérica. Querer exportar y no poder, con el consiguiente coste económico que tiene esto para las compañías.
El transporte por mar –no solo en España sino en todo el mundo– está controlado por las navieras, empresas que ponen los grandes buques de contenedores para llevar la mercancía de un punto a otro. Transportistas, básicamente. Esas navieras tradicionalmente forman alianzas entre ellas y se reparten las rutas y puertos en los que operar, mutualizando costes e ingresos. Y, en función de la demanda y las necesidades, fijan unos precios y una capacidad.

Más allá del colapso en el transporte por la falta de barcos, todas las fuentes consultadas destacan que los precios han subido incluso más de un 60% respecto a la etapa preCovid. Un empresario que se dedica al reciclaje explica que él antes podía pagar unos 700 euros por el transporte de bienes y en lo peor de la pandemia los precios llegaron a escalar hasta los 1.400 euros. Ahora esa cantidad se ha moderado ligeramente, aunque sigue por encima de los 1.100 euros.

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